Nuestra sociedad está cambiando rápidamente y enfrenta numerosos retos que afectan a todos los sectores de la economía, especialmente a la agricultura. Entre estos desafíos se encuentran la disponibilidad de suelo y agua, la reducción de la biodiversidad, el aumento de la población, la eficiencia energética y de los recursos, el cambio climático y la protección del medio ambiente, la logística complicada, los problemas de salud, el empeoramiento de la calidad de vida, la migración del campo a la ciudad y la escasez de mano de obra.
Alumno de la 8ª edición del Máster en Agro 4.0. y Gestión de Proyectos (PMP) y Desarrollo de Negocio
Cultivo Industrial: Champiñón
Creo que los invernaderos, las granjas verticales y los cultivos industriales, que se caracterizan por recrear en un recinto las condiciones ideales de cultivo para lograr mayor calidad, producción y sostenibilidad, son la mejor opción para enfrentar los desafíos que he comentado anteriormente. Además, permiten aprovechar la tecnología industrial para el desarrollo y un mayor control de todo el proceso.
Las granjas verticales no requieren suelo cultivable. Se puede habilitar una nave industrial con macetas, baldas o bandejas en las que se usan sustratos como perlita, lana de roca, hidroponía o turba. Al ocupar menos espacio y permitir cultivos en altura, el suelo no utilizado se puede reforestar o utilizar para producir sustratos y otros usos, evitando así la deforestación y el uso de suelos agrícolas.
Al ser cultivos controlados, se regula el aporte de agua de forma estricta, lo que supone un ahorro significativo de agua. Además, debido a su ubicación, se facilita el transporte de agua, su saneamiento y reutilización, haciendo más sencillo establecer un riego de precisión.
Lo mismo ocurre con los abonos y plaguicidas, cuyo uso está más controlado y es más eficiente, asegurando la dosificación adecuada y donde es necesario. Esto conlleva un ahorro, menor contaminación y mayor biodiversidad.
Creo que las granjas verticales se adaptan perfectamente a las exigencias actuales y que solventan muchos problemas importantes
Las granjas verticales se adaptan perfectamente a las exigencias actuales y resuelven muchos problemas importantes. En un invernadero, la producción aumenta gracias a la efectividad del cultivo y la posibilidad de realizar varios ciclos adicionales, lo que permite alimentar a una población en crecimiento.
En un entorno industrial, es posible un uso más eficiente y económico de la energía y los recursos, ya que todo está controlado las 24 horas y se dispone de datos en tiempo real. Se pueden utilizar fuentes de energía renovable.
Al ser cultivos de interior, no se ven afectados por el cambio climático ni por fenómenos atmosféricos como granizo, heladas, viento o lluvia. Los cultivos disfrutan de un ambiente óptimo para su crecimiento, con un gasto energético controlado. Esto permite más ciclos vegetativos a lo largo del año y condiciones homogéneas.
Una nave industrial puede ubicarse cerca de los mercados o centros logísticos, evitando rutas largas o complicadas para el transporte. Al reducir el tránsito, se pueden gestionar sistemas “just in time” y ahorrar en cadena de frío, combustible y medios de transporte, evitando así almacenes intermedios.
Otra ventaja de estar cerca de los mercados es la posibilidad de adaptar los cultivos a la demanda a lo largo del año, respondiendo de manera flexible a las necesidades de salud y bienestar de la población.
El trabajo en el campo es duro debido a la soledad, las condiciones climáticas y la carga de trabajo. Estas dificultades se reducen drásticamente en una granja vertical, ya que se trabaja en un ambiente controlado, bajo techo y cerca de los mercados, lo que reduce la necesidad de largas jornadas bajo condiciones climáticas adversas. El horario laboral se asemeja más al de un entorno industrial que al tradicional de “sol a sol”.
En las ciudades, hay una mayor disponibilidad de mano de obra calificada. Además, las granjas verticales pueden ubicarse en las cercanías de zonas rurales, lo que permite aprovechar las ventajas de ambas áreas: la proximidad a la naturaleza y el acceso a servicios urbanos.
La sociedad ha cambiado y cada vez es más difícil encontrar trabajadores dispuestos a realizar trabajos agrícolas exigentes físicamente. El trabajo en una granja vertical es menos demandante en términos físicos y se adapta mejor al estilo de vida moderno, que tiende a ser más sedentario y orientado hacia la tecnología. Con menos mano de obra, se puede lograr una mayor productividad y calidad.
Sin embargo, a pesar de sus muchas ventajas, el crecimiento de las granjas verticales ha sido limitado por la escasa presencia de tecnología en el campo, la falta de preparación de los agricultores y la prevalencia de estructuras agrícolas de pequeña escala (minifundios), que no son rentables y dificultan la transición hacia sistemas más modernos. Además, las granjas verticales son aún poco conocidas y algunos agricultores las perciben como una amenaza.
La revolución industrial está impulsando a la agricultura hacia un futuro más prometedor y sostenible
En definitiva, creo que las granjas verticales se adaptan perfectamente a las exigencias actuales y pueden resolver muchos problemas importantes. Por esta razón, he elegido este proyecto, pues tengo una base industrial significativa. La revolución industrial está impulsando a la agricultura hacia un futuro más prometedor y sostenible.